
Como uno es así de ingenuo, tenía la ilusión de que se tratara de una broma de mal gusto. Pero no. Es una realidad de pésimo gusto. Mañana los espectadores holandeses podrán jugar a ser dioses con su teléfono móvil diciéndole a una enferma terminal a cual de los tres concursantes con insuficiencia renal grave debe entregar uno de sus riñones.
El espectáculo lo tienen todo. Una moribunda será exhibida en público y se le dará la oportunidad de, antes de su inminente fallecimiento, salvar la vida de una persona y abandonar a su suerte a otras dos. Supongo que cuando uno va a morir debe resultar muy placentero situarse bajo los focos, ante la atenta mirada de millones de espectadores, para mirar a los ojos a dos personas y condenarlas a acompañarte en tu último viaje mientras, eso sí, salvas la vida a una tercera.Los que vemos televisión nos curtimos rápido. Tras llorar un tiempo a una sobreactuada estrella de culebrón que lucha por recuperar un amor perdido o salvar a un hijo, necesitamos más. Entonces nos contagiamos de las lágrimas del neofamoso que llora por abandonar una casa que guarda un suculento premio económico. Lloramos después con el joven que pierde su sueño de triunfar. Con el famosillo venido a menos que abandona una isla que le podría devolver la fama perdida. ¿Y qué nos queda? Pues llorar con un concursante que, quizás, perderá con el concurso la oportunidad de seguir viviendo. Lo que nos gusta llorar...
Yo suelo ser muy condescendiente con los medios de comunicacón. Especialmente con los privados. Son un negocio y tienen derecho a ganar dinero como mejor les parezca. Como yo tengo derecho a no ver sus programas. Como mi criterio no es el único válido, acepto que tal vez lo que me parece una bazofia o un insulto a la inteligencia puede tener su interés para otras personas. No es una mierda. Es que yo no soy público objetivo. Por ese motivo doy prioridad a la libertad de expresión del medio y me protejo mediante mi libertad de elección. Si no me gusta, no lo veo, pero no impido ni critico que otros lo vean. Pero este caso es distinto.Lo que me joroba de esta pantomima es que se está dando por hecho que un altísimo porcentaje de la población (la holandesa hoy, quien sabe si la nuestra mañana) es imbécil. Como hemos tragado tanta mierda, creen que podemos tragarnos cualquier cosa. Y están tan convencidos, que invierten en ello sabiendo que harán un buen negocio. Ganarán dinero demostrando que ya no somos humanos. Que somos unas grandes tragaderas ávidas de cuanta basura nos quieran echar.
Los mal llamados reality shows no muestran ninguna realidad. La realidad no son personas extremas en situaciones extremas. La realidad no puede reproducirse en un estudio atestado de cámaras. La única realidad de los reality shows es la insulsa vida de los espectadores que buscan en ellos una realidad que ya no son capaces de vivir. Una realidad triste y tan aburrida que ninguna cámara recoge.
Algunos partidos y asociaciones están intentando que se prohiba el programa. Espero que no lo hagan. Me duele por el mal rato que van a pasar los pobres concursantes. La desesperación muchas veces nos lleva a cometer locuras. Pero ahora tengo curiosidad. Como soy un ingenuo, confío en que el público holandés responderá con un aplastante desprecio ante el programa. En que superarán la pulsión morbosa y dedicarán la noche del viernes a pasear con los amigos, a leer, a follar, a ver películas de Van Damme.., a cualquier cosa menos a dar la razón a los señores de Endemol. Y si sucumben, si el gran donante logra una audiencia considerable, al menos perderé toda esperanza en el género humano y dejaré de preocuparme por tonterías como la paz o el medio ambiente mientras contemplo con deleite nuestro decidido y merecido paseo hacia la extinción.La polémica por 'El Gran Show del Donante' llega a la Comisión Europea | elmundo.es
De grote donorshow






En previsión de estos acontecimientos, estoy dispuesto a renunciar a algún que otro cigarrillo y sustituirlo por besos y, si cuela, sexo oral. Claro está que, en lo personal, debo reconocer que el sexo oral que más practico es el que consiste en hablar de sexo, deporte nacional que ojalá algún día sea olímpico. Y es que la única cosa casi tan divertida como practicar sexo es hablar de él. Al menos esa es la excusa que nos imponemos los que hace ya demasiado que... En fin. Que antes de que se imponga la ley