miércoles, 2 de abril de 2014

Soy gilipollas

Soy gilipollas. Eso es algo que tengo muy claro desde hace tiempo. Pero últimamente me estoy superando.

Primero fue un radar por ir a 110 en una zona de 100. Había pasado por allí mil veces y mi GPS me avisa de estas cosas pero si el radar dice que iba a 110 será que iba a 110. Culpa mía. 90 € que se quedan en 45 si no protesto. Y tranquilo, que como no ha sido nada grave no te quito puntos.


Después fue una pareja de la Guardia Urbana apostada en uno de los pocos sitios donde, creía, puedes pasar de la calzada central de la Diagonal a la lateral. Se ve que no. No sé si es desde que repintaron la zona o desde antes, pero esa maniobra que he visto hacer un millón de veces está prohibida. Yo vi a los guardias pero como no sabía que estaba prohibido, lo hice. Culpa mía una vez más. Por no saber que estaba prohibido y, sobre todo, por ser tan gilipollas de no caer en que si estaban allí era para multar a gilipollas como yo. Aquí además tuve que soportar que  me llamaran gilipollas a la cara (no hay problema, eso me ha quedado muy claro) porque las indicaciones, me dijeron, son clarísimas (yo sigo sin verlo, pero eso es porque soy gilipollas) y que no había cometido una sino tres infracciones que me supondrían una multa de más de 600 € más tres meses de retirada de carné. Suerte que eran muy buena gente y me lo dejaron en una infracción leve por no respetar las señales horizontales (que es como los no gilipollas llaman a las líneas pintadas en el suelo): 60 euritos de multa que se quedan en 30 si no protesto. Y tranquilo, que como no ha sido nada grave, no te quito puntos.

Hace una hora he vuelto a coger el coche tras meses de no tocarlo. He durado al volante dos minutos. Literal. He girado a la izquierda en la primera calle juntó a mi casa con mucho cuidado porque hay dos pasos de peatones puestos con muy mala idea y siempre se cuela alguna bici a toda velocidad que no sabes de donde sale. Tras sortear a peatones y ciclistas he visto que todos los coches estaban aparcados al revés. Un sudor frío me ha recorrido la espalda. Se ha congelado cuando he visto venir un coche de la urbana por la otra punta de la calle. Han cambiado el sentido de la calle. No sé cuánto hace, pero sin duda hace muy poco porque no había pasado por allí. He parado el coche inmediatamente pero ya era tarde. El agente ha sido muy amable. Ha entendido que no tenía ninguna intención y que no he puesto a nadie en peligro. Aún así me ha multado. 90 € que se quedarán en 45 si no protesto. Pero tranquilo, que como no es grave no me quitarán puntos. Eso me lo ha dicho tres veces.

¿A quién le importan los puntos? Tengo 15 porque no se pueden tener más. Yo no quiero puntos. Quiero que dejen de robarme. He hecho todo lo que han dicho que he hecho. No digo lo contrario. Pero cual es la finalidad de las multas. Nos dicen que no es afán recaudatorio. Que las sanciones son para disuadir. Para evitar que cometamos la infracción. ¿Pero qué ocurre cuando cometes las infracciones porque eres gilipollas? Van a evitar estas multas que sea gilipollas? Si nos quitaran puntos al menos lograrían que los gilipollas dejáramos de conducir pero no quieren nuestros puntos. Quieren nuestro dinero. Y nosotros seguiremos pagando porque somos gilipollas. Y somos muchos. No pasa un día sin que vea a alguien, normalmente un motorista, al que han parado para ponerle una multa. Sin duda son todos culpables. Como poco, de ser gilipollas.

No puedo afirmar que haya una campaña organizada para aumentar la recaudación por la vía de multar todo lo multable. No puedo afirmar que haya una consigna para dar prioridad a las multas de pequeñas cuantías sin retirada de puntos que son las que la mayoría de la gente paga sin protestar. No puedo afirmar que se esté incentivando a los agentes para que multen más. No puedo afirmar nada de esto porque no tengo pruebas. Pero si algún día las tengo las pondré al servicio de cualquier acción colectiva que se lleve a cabo para acabar con la caterva de chorizos que nos están desangrando para tapar los boquetes que han creado con su ineptitud. Nos están esquilmando y ya no aguanto más. Porque una cosa es ser gilipollas y otra que te dejes pisotear sin, como poco, patalear.