domingo, 2 de marzo de 2008

Soy racista

Iniciado el 18 de enero

Reflexionando sobre lo ocurrido, llegué a la moto y empecé a preparar los arreos cuando una voz a mi espalda me pidió la hora. Me di la vuelta mientras contestaba y me encontré con un rostro afable de unos treinta y tantos que me observaba a dos metros de distancia.

- ¿Puedo hablar un momento contigo?
- Sí, por supuesto.
- ¿No te molestará que te pregunte un extranjero? - me dijó preocupado.
- No. Claro que no. - contesté extrañado.
- Es que en esta ciudad hay muchos racistas. Gente que le molesta que un extranjero les hable...

Asentí imaginando lo desagradable que debe ser que alguien te mire mal al pedirle la hora simplemente por tener la piel un pelín más oscura. Me dije que el desconocimiento lleva al miedo y el miedo lleva a hacer cosas horribles. Una amiga me había dichi hace un tiempo que el racismo, como el nacionalismo y tantos otros ismos, es un mal que se cura viajando. Conozco gente que ha estado en muchos sitios y no le ha aprovechado nada, pero probablemente ir a un sitio no es viajar. Recordé un viaje hace muchos años que hice a Turquía. Guardo maravillosos recuerdos de aquellos días como una tarde de regateo entre acordes de guitarra y lingotazos de raki, el tranqulizador murmullo del agua en la Cisterna o el aroma del té en una cueva de la Capadocia. Pero muy especialmente la media hora que pasamos en una terracita en un parque de Konya acompañados por un vendedor de alfombras. Nos abordó en pleno paseo al oírnos hablar español y nos invitó a un té para poder practicar el idioma un rato. En pocos lugares del mundo me he sentido tan bien tratado. Todo esto acudía a mi mente mientras el improvisado amigo me explicaba que acababa de licenciarse en Túnez y que había venido a ampliar sus estudios y aprender idiomas. Me contaba lo complicado que es para alguien de su tierra el día a día en un país que, me dijo, miraba con recelo a los de fuera. Luego me pidió si podía dejarle algo para llamar a su país y pedir que le mandaran dinero.

No me gustó que en menos de dos minutos la agradable conversación (más bien monólogo porque no me dejó abrir boca) se hubiera transformado en una petición de dinero. Pero me había parecido muy amable así que me eché la mano al bolsillo. En cuanto noté que no estaba el monedero recordé que lo había guardado en la bolsa al pagar las hamburguesas. La bolsa estaba ya bien guardadita en el cajón de la moto pero no hacía falta sacarla. Había usado todas las monedas para no cambiar el billete de 50 euros que llevaba en la cartera e incluso Quckly me había tenido que dejar unos céntimos. Le dije que lo sentía pero no llevaba suelto. De hecho no llegué a decir la palabra "suelto" ya que tras el "no llevo" se precipitó a decirme que podíamos cambiar en el bar de al lado. Aquello tampoco me gustó. Tenía algo de prisa y no me apetecía cambiar el billete de 50 euros. Pensándolo fríamente es una tontería. ¿Qué mal me podía hacer perder unos minutos y cambiar un billete si podía ayudar a alguien? Pero ya había dicho que no llevaba y lo que pasó a continuación me disuadió de desdecirme.

Mi ex amigo me miró muy enfadado y me dijo que no se creía que no llevara nada.

- ¿Acaso eres un niño pequeño que sale a la calle sin dinero? - me dijo de muy malos modos. Por un segundo quise decirle que tan pequeño como él, pero me pareció innecesario. A continuación fue cuando me sacó de mis casillas.

- Si me hubieras dicho que no querías dármelo no hubiera pasado nada, pero me molesta que me mientan. Lo que pasa es que eres un racista. Si yo fuera de tu país me lo habrías dejado pero eres un racista. Sí. Un racista. Todos aquí sois racistas. Todos sois iguales.

Se marchó sin dejarme hablar mientras repetía el "todos sois iguales".

Cada día me molesta más la gente que proyecta en los demás sus propias fobias. Está claro que alguien que repite sin cesar "todos sois iguales" no es el más indicado para hablar de racismo. En un mundo donde esta lacra condena a la desesesperación a tantos millones de personas, utilizar estas acusaciones para defender lo indefendible me parece de lo más mezquino. El racismo es un problema muy serio que no podemos utilizar a la ligera. Probablemente soy racista. Y clasista. Y sexista. Y homófobo. Y estúpido. Y muchas cosas más. He nacido donde he nacido y cuando he nacido y dudo mucho que esté completamente libre de los defectos que afectan a tantas personas a mi alrededor. No pretendo ser mejor que nadie. Pero eso no le da derecho a nadie a exigirme que le haga un favor ni a juzgar mis motivaciones para no hacerlo. Y me duele especialmente esta situación porque individuos como el que me acusó sirven de excusa a cientos de racistas para afirmar, injustamente, que todos son iguales.

Actualizado el 29 de febrero

Ayer estaba guardando la bolsa en la moto cuando alguien me pidió la hora. Al responder levanté la cabeza y me reencontré con la sonrisa de mi ex amigo.

- ¿Puedo hablar un momento contigo?
- Ya hablamos el otro día.

Se echó a reir. Se dio la vuelta y se marchó como si tal cosa. Mientras se alejaba me di cuenta de que me sentía mucho mejor. Como si me hubieran quitado un peso de encima. El peso de haberlo juzgado mal y de que efectivamente fuera un estudiante de Túnez al que la desesperación hizo que se le calentara la boca. Creo que hoy soy un poco más racista que hace unos días. ¿Tan fácil es sacar lo peor de nosotros mismos? Me tenía por una persona más cabal. Como tantas veces, me equivocaba.

5 comentarios:

Armando Vallejo Waigand dijo...

Es una excelente historia, sobre todo a la luz de tus reflexiones posteriores... Pero no creo que seas racista. Esa expresión lleva consigo muchas más y detestables inclinaciones, que no me parecen las tuyas. A veces confundimos racismo con el simple, incosciente y más que humano acto de actuar en función de la repetición de acontecimientos en nuestra memoria. Es decir, cuando lo más frecuente en la calle es que nos paren para pedirnos dinero, nuestro subconsciente tenderá a evocar ese recuerdo la siguiente vez que nos suceda. Eso no son prejuicios, sino memoria, que por supuesto, podemos disciplinar para no caer en la injusticia. Pero no nos culpemos de algo que no somos.

Saludos.

Juan Manuel dijo...

Mira, Armando: Aunque no me lo hayas pedido, te daré un consejo... gratis. No te creas ni uno sólo de los titulares de Dalr. Es que él es así... Si dice: "Soy racista", vas y te lees el post, y llegarás a cualquier conclusión menos a la del titular...

Exactamente igual cuando hace unas semanas va nuestro amigo y escribe: "Soy gay"... (¡toma ya!) Pues va a ser que tampoco, ya ves tú...
Se ve que, a la hora de buscar "audiencia" nuestro amigo es capaz de cualquier cosa...
O sea que, ya lo sabes, de los titulares de nuestro amigo, no te fíes ni un pelo...

Norma dijo...

Pues habrá que seguir viajando, para hacernos más sabios... o al menos, pasar un buen rato :)

Raquel Romera dijo...

¡¡Qué cara más dura!! lo triste es que te hacen sentir mal y todo... (me siento identificada en tu historia, me ha pasado más de una vez). Un besote
Tu prima

Anónimo dijo...

En mi opinion, el racismo es creer que uno siendo de tal etnia o indole piensa que es mas capaz, mas lindo, mas inteligente, mas aceptable , superior en todos los aspectos hasta el final de los argumentos y tales casos los vemos en cualquier lugar del planeta, no solo en espania, sino en cada lugar del mundo, existen que es la minoria, que en verdad les da igual de que raza uno sea, lo que importa es la comunicacion, las emociones,la sabiduria aprehender del uno a otro, no solo por venir de un pais mas moderno o mas adinerado pensar que personas de otras naciones sean menos o pesan menos.
Somos diferentes en cuanto a nuestra apariencia, pero mas adentro del ser humano existe el alma y la mente y depende de cada uno abrir las ventanas para mostrarnos lo que llevamos en el interior, porque muy adentro todos somos iguales y podemos encontrar estas anecdotas como usted mi amigo no solo en los extranjeros si no tambien espanoles, los punks son un buen ejemplo o los gangsters los junkies, todos involucrados en algun problema psicologico que los hace actuar de tal manera desagradable por un pequenio pasajero ratico y no aferrarse al racismo por esos minutos de su vida.
la verdad hay que aprehender a crecer, a tolerar, a ponerse de verdad en el lado del otro, siempre buscar la manera que no averguenze a una persona al expresarse de tal modo que no se pueda ayudar en el momento, estoy mas que seguro que la clave es esa, ser humilde o por lo menos practicarlo y vera que eso crece y vale muchos mas que ganarse un titulo universitario o comprarse un mercedes ultimo modelo.
la gente asi aprehendera del uno al otro a respetarse entre todos veran que esos ejemplos son positivos se imitara y se hara parte de cada uno y veran que todo funcionara mejor y solo podra mejorar. a menos que usted o cualquiera no lo quiera asi de verdad. no al odio.