La situación político-mediática de este país es, cuanto menos, particular. Y digo político-mediática porque ambos conceptos están últimamente unidos hasta el hedor. Me causa repugnancia ver cómo los medios se alinean tan abiertamente junto a los partidos políticos.
No soy un ingenuo. Sé que la objetividad no existe. Sé que desde siempre los poderes mediáticos y los políticos han flirteado para afianzar sus respectivas fuerzas. Que los medios y los que los hacen tienen su ideología. Y me parece bien. Lo que no puede ser es que la línea editorial de un medio se supedite en tal grado a un partido que pierda su función social. Las motivaciones son claras y evidentes. No se trata tanto de criterios ideológicos sino económicos. Hay medios a los que les va mejor con determinados gobiernos (ayudas, publicidad, exclusivas, información privilegiada o concesiones a sus grupos mediáticos). La pela es la pela y no se puede morder la mano que te alimenta. El problema es que se están perdiendo hasta las formas.
El programa 59 segundos, el último invento de TVE para presentarse como un medio plurar, se ha convertido en un campo de batalla entre las dos líneas. Lo que me mata no es que salgan dos políticos a tirarse los trastos a la cabeza. Lo que me mata es que sus principales valedores sean los periodistas de una y otra facción. Es una auténtica vergüenza.
Y para colmo de males, en este juego de cambio de papeles, ahora los partidos se dedican a hacer de contrapoder de los medios. Lo nunca visto.
La participación de dirigentes de ERC en actos de protesta contra El Mundo o La COPE son una muestra más de que la situación que vivimos es absolutamente atípica. No voy a defender la línea editorial de estos dos medios ni el comportamiento de algunos de sus periodistas. Pero tampoco puedo defender que un partido político y menos aún sus cargos electos (cuyos sueldos pagamos todos) apoyen, aunque sea en sus ratos libres, medidas de presión contra medios de comunicación por grave que sea lo que están haciendo. A los políticos se les paga por hacer leyes y obligar a cumplirlas. Si desde sus escaños no son capaces de hacer nada positivo en este sentido, no son merecedores del sueldo que ganan. Si un medio incumple la legalidad debe obligársele a cumplirla utilizando los recursos que les otorgan las leyes que ellos mismos elaboran y aprueban. Meterse en una piscina con el carné de diputado en la boca o azuzar a sus simpatizantes para que se encadenen a las puertas de una emisora no es, en mi opinión, la mejor manera de hacer respetar la ley.
Sólo un apunte. Hablo de estos dos casos porque son los que han pasado estos días. Pero ha habido más y protagonizados por otros partidos contra otros medios. Todos me generan la misma repulsa. Basta de disparar contra el pianista. Que los políticos se dediquen a gobernar y que las autoridades competentes se dediquen a hacer que se cumplan las leyes, incluidas las relativas a la libertad de expresión y los excesos que se puedan cometer en su nombre.
Dos diputados de ERC coordinan el encadenamiento de cinco militantes de este partido ante la COPE - CADENA COPE
Pedro J. Ramírez se querellará contra el diputado de ERC Joan Puig y los asaltantes de su casa - elmundo.es (14/08/2005)
Puig exigeix al ministeri de Medi Ambient que faci respectar la Llei de Costes i recuperi l'ús públic de la piscina del xalet de Pedro J. Ramírez a Mallorca, en esquerra.org
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