miércoles, 24 de julio de 2013

Villazonados

Entre las actividades musicales de esta temporada primavera/verano ha habido un protagonista claro: el tenor mexicano Rolando Villazón.

La cosa empezó por Sant Jordi, con la presentación en el Liceu de la primera novela de Rolando: Malabares. Cuenta la historia de un payaso y su alter ego ficticio. Una lectura que, si bien no es del estilo de lo que acostumbro a leer, me resultó interesante en tanto que me permitió conocer unas facetas del autor que desconocía.

El segundo encuentro con Villazón fue casi un mes después también en el Gran Teatre del Liceu pero esta vez para verlo interpretar a Nemorino en L'elisir d'amore. Rolando ya había triunfado en Barcelona con este mismo montaje antes de su operación y su regreso generó una gran expectación.

Desgraciadamente todo quedó eclipsado por los abucheos a los príncipes. Resultó gracioso ver cómo cada medio contaba la historia a su manera, como unos habían escuchado pitos y aplausos y otros sólo abucheos (hubo de todo aunque más pitos). Impresionante también la extraña teoría de la conspiración que se montó alrededor de si el público asistente era o no habitual del teatro, si habían traído gente especialmente para silbar y demás tonterías (se trataba de una función de abono normal y corriente: concretamente la de mi abono). Las casi doscientas personas que se agolpaban en la puerta del teatro tanto a la entrada como a la salida también aparecía en unos medios y en otros no. Todo ello es esperable cuando periodistas especializados en un área tienen que tratar una noticia de otra (gente de corazón tratando cultura o viceversa). Eso sí. Lo de que los príncipes asistieron a la ópera L'elirsir de Muoc... ya no tiene explicación.



Pitidos aparte, fue una maravilla ver en directo la fuerza que transmite Rolando Villazón sobre el escenario, aunque hay que reconocer que vocalmente no tuvo su mejor día. El que estuvo maravilloso fue Ambrogio Maestri, espectacular y divertidísimo en su papel de Dulcamara.
La trilogía villazoniana se completó un mes más tarde con el concierto que tuvo lugar en el Palau de la Música con motivo del año Verdi. El tenor mexicano había presentado un disco con arias del genial compositor italiano y realizó una gira de presentación que incluyó Barcelona. En el concierto incluyó más canciones que arias de ópera y si bien estuvo entregado, como siempre, tampoco fue su mejor día en lo vocal. Rolando sigue teniendo esa fuerza y ese carisma que le permiten meterse al público en el bolsillo con un gesto pero enseguida da muestras de fatiga en la voz y sus agudos pierden seguridad y fuerza. En cualquier caso, sigue siendo un artista como la copa de un pino y esperemos que pueda seguir cantando muchos años.