Una política alemana, Gabriele Pauli, acaba de revolucionar el gallinero mediático con una curiosa propuesta: matrimonios con fecha de caducidad. La idea tiene su gracia. Habida cuenta lo engorroso que resultan los trámites de divorcio, se trataría de darle la vuelta a la tortilla convirtiendo el matrimonio en un contrato por tiempo limitado a prorrogar en caso de que ambos cónyuges estén de acuerdo.
Aunque la idea tiene su gracia no deja de ser paradójico que, para evitar los trámites de divorcio a las parejas que quieran separarse, se obligue a todas las que quieran seguir a hacer trámites cada cierto tiempo. En cualquier caso es evidente que dichos trámites resultarían mucho menos tediosos y por descontado más agradables que una separación. No en vano, lo complicado del divorcio no es tanto el papeleo en sí sino el reparto de los trozos. La propuesta, como todas las propuestas que hacen los políticos a través de los medios de comunicación, no entra en el peliagudo asunto de los trozos. Se dice el qué, pero nunca el cómo.
Si nos tomáramos la propuesta en serio, y no como una manera de tocar las narices al resto de dirigentes de su partido (uno de los más conservadores en Alemania y a cuya presidencia aspiraba, al menos hasta que soltó esta propuesta, la singular Pauli) tendríamos que afrontar algunos problemillas técnicos. El principal, qué hacer con los bienes y las cargas obtenidos por la pareja durante la vigencia del contrato matrimonial. Decida cada cual en qué apartado de los citados se coloca a los hijos.
Y es que la propuesta parece ignorar que la mayoría de las parejas se casa antes por el banco que por el ayuntamiento, y ese contrato no expira hasta que se han apoquinado todas las cuotas.
Otro punto conflictivo de la polémica es la duración del contrato en cuestión. Pauli propone que sea de siete años ya que, asegura, es lo que dura de media el amor. Esto es una tontería como la copa de un pino. El amor es un sentimiento cuya duración es difícil de medir. Puede durar un milisegundo (hasta que el/la otr@ abre la boca y habla) o una eternidad. Probablemente a lo que se refería Pauli al decir amor era al enamoramiento que por norma general dura muchísimo menos.
Hay cientos de estudios sobre la bioquímica cerebral que describen con rigor y frialdad científica los cambios que se producen en nuestra cabeza cuando estamos enamorados. La mayoría de dichos estudios coinciden en que las evidentes alteraciones químicas que nos sumen en el estado de imbecilidad transitoria (trasitoria) al que hacía referencia Ortega han desaparecido totalmente en un periodo de entre 12 y 24 meses. Después queda el amor, la costumbre, la resignación, el cariño, nada... dependiendo del caso.
La tasa de matrimonios para cada mil habitantes ha ido decreciendo casi regularmente desde los 7,60 de 1975 hasta los 4,70 de 2006 (Fuente INE). Por su parte, los divorcios y separaciones han ido creciendo a buen ritmo y de los casi 73.000 divorcios y 64.000 separaciones que se produjeron en 2005 (más de la mitad del número de matrimonios registrados el mismo año), aproximadamente la mitad tuvieron lugar en matrimonios de menos de 10 años. De los restantes, casi una cuarta parte llevaban más de 20. (Aprovecho para comentar que la edad media del primer matrimonio ha crecido a su vez desde los 26,83 y 24,29 para hombres y mujeres respectivamente en 1975 hasta los 31,52 y 29,37 en 2005, algo que no viene a cuento con lo que hablamos, pero ya que tenía el dato me ha apetecido ponerlo).
Estos datos podrían dar cierto peso a la propuesta de Pauli habida cuenta que la mitad de los matrimonios "mal avenidos" podrían apearse de la institución al caducar el primer contrato y la mitad de los restantes al finalizar el segundo. Sin embargo nadie parece preguntarse qué ocurre con los miles de parejas que se han hartado de estar juntos antes del segundo año (un nada desdeñable 10%) que se verían obligados a aguantar a su pareja todo un lustro antes de que su contrato expirara.
Hay un colectivo, eso sí, que seguro se está frotando las manos a la espera de que se apruebe esta propuesta. Cuantos viven del lucrativo negocio de las bodas. Además de las bodas y las cada vez más escasas bodas de plata y oro... podrían añadir a su catálogo de productos las celebraciones por renovación de votos. Seguro que no faltaría un vestido o una tarta especial para la ocasión, quizás con algún código de color para cada una de las etapas. Llevamos siete años, rosa. Catorce, rojo. Veintiuno, naranja. Veintiocho, amarillo. Treintaycinco... Ya lo pensaremos si algún día llega alguien.
En definitiva. Que la amiga Pauli ha conseguido la dosis de portada que necesitaba para salir por la puerta grande y de paso tocar las narices a los dinosaurios de su partido. Algunos analistas políticos consideran que este "patinazo" le cierra toda posibilidad de obtener la presidencia de su grupo. Personalmente creo que más que patinazo es una pataleta porque no tenía ninguna posibilidad y prefiere marcharse haciendo ruido. Un ruido que le dará la excusa perfecta a los que ya pensaban echarla y nos permite reflexionar un poco sobre la sacrosanta institución del matrimonio. Un contrato que, por más que algunos se empeñen, no es para toda la vida, aunque tampoco es necesario que por ello castiguemos a los que aguantan juntos haciéndoles pasar cada siete años por el juzgado para recordar que lo suyo es algo cada día más raro.
El amor suele durar siete años
Más sobre amor y bioquímica...
The science of love (BBC)
El amor produce más depresión que felicidad (El Universal)
Raised plasma nerve growth factor levels associated with early-stage romantic love (Science Direct)
15 comentarios:
Como arma para superar la "resaca" de las fiestas de La Mercè, tu post no está nada mal, Dalr... Además, se nota que te lo has currado, con todo ese aluvión de datos estadísticos...
Si he de dar mi opinión sobre la propuesta en cuestión, estoy de acuerdo contigo en lo que deduzco que piensas al respecto... No sé, chico; me parece algo que no hay por dónde cogerlo... ¿por qué siete, y no cinco, o diez, o catorce? Como tú bien apuntas, habrá parejas que a los cuatro días estén ya deseando separarse, y otras que no se lo plantearán nunca... Otra cosa es que se mire de que los trámites de una separación puedan hacerse más fáciles, (con todo lo que eso implica; custodia de los hijos, temas económicos, etc., etc....) pero de ahí a establecer esos siete años como período "legal" de un matrimonio, pues personalmente me parece fuera de lugar... En fin, que, con todos los respetos para la señora Pauli, pues que me parece un pelín redícula su propuesta, vale?
Saludos a todos los blogueros, incluyendo tanto a los que llevan menos de siete años "emparejados" como a los que -como es mi caso-, tenemos una pareja que lleva aguantándonos más de treinta, lo cual ya tiene mérito, ya...
Lo que está claro es que la sociedad está evolucionando a una velocidad comparable a la de la tecnología, y que es lógico que se intenten tomar medidas para adaptarse a las nuevas realidades.
Concretar ya es más difícil.
Un beso!!!!!
pues a mi eso de caducidad no puedo evitar que me de penita...x cierto, mendrugillo q te echo de menos..jodio
Vaya con la señora y sus cálculos, entonces yo le he dado la vuelta al marcador dos veces y voy por la tercera copa.
Dalr, espero verte el sábado en el japo. Llevo un estress que da asco y mi cabeza anda en ebullición otra vez. Los cambios de estación cada vez me afectan más, este otoño se presenta calentito.
Un abrazo de paga y señal hasta el sábado.
Cuando me casé, en la iglesia, por hacer la voluntad de mis padres, el sacerdote queria que prometeramos "amor eterno". No concordamos. Entonces negociamos el "eterno" y juramos así: estaremos juntos encuanto nos amarmos, y nos gustaria HOY que fuera para siempre. Mañana no sabemos. El padre concordó.
Era una especie de acordo de "alcoolicos anonimos" : un dia de cada vez. Estamos juntos hace 36 años y estamos muy bien. Si sera eterno, no sabemos todavia. Pero continuamos a querer que sea.
Eso de siete años es una tonteria. Pero una tonteria midiática: fue noticia en todas partes!
Pues ya puestos, que lo hagan como las religiosas (que no son monjas): renuevan votos activamente cada año.
Y se lo permite la iglesia...
Pues a mí lo de comprometerse a estar toda una vida juntos me parece bien bonito. Que luego pueden salir las cosas como quieran, pero a mí me gustaría dar con alguien y juntarme con esa intención.
Es que eso de arrejuntarse sobre la base de "bueno, vamos viendo y si vemos que tal pues eso" me da mal rollito.
Claro, que yo para estas cosas soy un antiguo, las cosas como son. :-D
¡¡Hola Alg..!! Me alegra leerte de nuevo. En esto del amor, estoy totalmente de acuerdo con Kutxi.. ¡¡Que autentico eres!!
Me gusta creer en el amor "verdadero" y sin fecha de caducidad... ¿Que es antiguo o romántico?.. Es igual, con que sea libre y auténtico es suficiente. ¿Idealismo?.. Quizás, pero teniendo en cuenta, que soy de la generación de los 70... Qué se puede pedir... Besos
bueno, esto no lo habia leido y es...surrealista, creo yo. Hay tantos divorcios que es necesario ser porculeros con todos los que quieren seguir unidos y hacerles pasar por 101 trámites hasta que la muerte los separe???
umm los post tb caducan no?
Ya he leído el post dos veces y también sus enlaces...y sigo flipando.
La caducidad del amor? Seguramente nada es eterno pero me gusta creer que pudiera serlo.
Dalr!!!!!!!!!!!!!!!! Estás ahí?
Que ya llevas un montón de días calladito... Debes estar superocupadísimo, vamos... Claro que a lo mejor estás haciendo tiempo para que pasen los siete años de rigor y romper tu relación con el blog... ja ja ja...
Bueno, espero que no sea así y pronto escribas algo...
P.D. De paso, felicidades a los tres por el "thinking blogger award" que os ha concedido Frida... Merecidísmo, sí señor. Un abrazo,
jo ande te metes
Sigo aquí, pero he tenido (de hecho sigo) unas semnas horribilis en cuanto a temas tecnológicos (de los cuales los problemas de conexión son los que más afectan a la actualización del blog, pero como veréis pronto, no los que más han afectado a mi ritmo de vida). Este fin de semana colgaré un nuevo post. Se titula "Estoy que echo humo" y lo cuento todo, todo y todo.
¿Eso es una promesa o una amenaza?
Bueno, sea lo que sea, estamos impacientes por leer tu post... aun asumiendo el peligro de acabar "fumigados"
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