viernes, 26 de enero de 2007

Jóvenes sobradamente pre-parados

Las noticias basadas en estudios me dan casi tanta grima como los debates de la tele rosa o los titulares de la prensa deportiva. Asumimos que es periodismo porque sale en los medios de comunicación pero de hecho, en la mayoría de los casos, no son más que datos puestos ahí tal y como el responsable de prensa de la institución X los quería.

Prima lo curioso, lo extravagante. Un titular que, aislado de los doscientos folios del estudio completo (ese que no siempre acompaña a la nota de prensa y que va directamente a la papelera porque no hay dios que lo entienda), no hace sino tergiversar la realidad, alimentar tópicos o, en el peor de los casos, dar argumentos al que no los tiene. El problema de los datos en crudo es que son fríos, impersonales e infumables. El de los titulares "de estudio" es que son inexactos, descontextualizados y engañosos.

Pero como no debes dejar que tus principios te estropeen un buen post, aquí estoy de nuevo comentando una noticia basada en un estudio. En este caso el titular arroja una de esas perlas que no puedes dejar escapar: uno de cada cuatro parados tiene estudios superiores.

Aquí es donde empezamos a desvariar y empezamos criticando un sistema universitario alejado de la realidad empresarial, seguimos criticando a un sistema empresarial que prefiere mano de obra menos cualificada porque es más barata y acabamos con que si los políticos esto, que si los jóvenes lo otro, que si el país se va a pique, que si el mundo es una mierda. Nos acordamos de otro estudio que denunciaba que el sueño de la mayoría de estudiantes es ser funcionario. Nos juramos que mandaremos a nuestros hijos a Formación Profesional porque los que realmente viven bien y se forran son los electricistas, lampistas y reparadores de aire acondicionado. Nos enzarzamos en tópicos y más tópicos y acabamos por preguntarnos si el bar lleva mucho rato en silencio, por qué diablos nos mirarán aterrados los de la mesa de al lado y quién diablos se habrá bebido tus tres cervezas.

Algunas de estas preguntas son difíciles de responder (si pilláis al de las cervezas...) pero más difícil aún es saber si nos hacemos las preguntas adecuadas. Tenemos demasiada facilidad para dar por buenos los datos que afirman nuestras hipótesis, pero nos cuesta ser críticos con nuestros propios prejuicios y cuestionarnos cosas tan sencillas como la fiabilidad de los datos, el contexto en que se producen o incluso cómo debemos interpretarlos.

Y no es que no crea que el sistema universitario es mejorable, que a las empresas les iría mejor si apostaran por profesionales cualificados y ahorraran en otras cosas, o que la culpa de todo la tiene Yoko Ono y después los políticos. Mi idea del mundo es la que es, pero debo estar dispuesto a cambiarla o, cuanto menos, ir más allá de lo que confirma lo que creo saber.

Una estadística que me cuenta que del total de parados en España el 23 y pico por ciento tiene estudios superiores no es suficiente para analizar los problemas del país. Tal vez debiera preguntarme qué porcentaje de trabajadores españoles tienen estudios superiores para ver si realmente el tener una carrera afecta negativamente a la consecución de empleo. Podría preguntarme también qué tipo de estudios superiores tienen esas personas en paro y qué tipo de trabajo buscan. No estaría de más preguntarme también qué nivel de formación tienen el resto de parados y a qué trabajos aspiran. O de qué edades estamos hablando. La respuesta a todas esas preguntas nos permitiría hacernos una idea más clara de cómo son las personas que no tienen trabajo en España y de qué buscan las empresas.

Pero aún así seguiríamos teniendo fríos datos. Lo realmente preocupante es qué se esconde tras cada una de esas cifras. Cuántas bocas dependen de cada candidato. Cuántos tienen una hipoteca. Destacar en titulares que una cuarta parte de los parados tienen estudios superiores denota que nos preocupa el futuro laboral de los universitarios y eso está bien. Pero titular que x porcentaje de parados corre un grave riesgo de perder su casa estaría mejor. Claro que la alarma social que genera el primer titular se calma con cervezas y tópicos, mientras el segundo te empuja a replantearte el tipo de mundo en el que quieres vivir e incluso a salir a la calle. Es lo que tiene el hipnotizante mundo de las noticias basadas en estudios y estadísticas.

Dicho lo cual, la noticia me parece interesante y me remite al viejo debate sobre qué tipo de universidad queremos. La obsesión por relacionar estudios superiores y tasas de paro evidencia que la concepción de la universidad ha cambiado. Lo que antaño fue un reducto de eruditos cuya principal finalidad era la investigación y la docencia es hoy en día una formación profesional avanzada al que acuden los que aspiran, como en las generaciones que nos han precedido, a un trabajo con menor desgaste físico y mejor remunerado. Desde ambas perspectivas la universidad está fracasando por insuficiente. La única respuesta parece ser la formación de postgrado.

Quien desea dedicarse a la docencia y la investigación debe pensar en un doctorado. Quien desea un buen salario ha de centrarse en carreras técnicas de altísima demanda o en masters. Quien se queda en la licenciatura, tras unos años en los que se ha vendido falsamente que el prestigio social pasa por la facultad, no aporta nada diferencial. Es como muchos. Más de lo mismo. Un joven con poca o nula experiencia laboral, con una formación alejada de las necesidades del mercado y con unas expectativas demasiado altas para el volumen de oferta existente. Debemos pensar en un nuevo modelo universitario y, ya puestos, en un nuevo modelo labora. Y, qué diablos, en un nuevo modelo social también. De lo contrario llegaremos a que casi todos los parados tienen estudios universitarios. Pero no por los motivos que comentamos en el bar sino por los mismos que un buen día resultó que casi todos los parados sabían escribir. Que qué tiene que ver una cosa con la otra. Pues que al igual que ha ocurrido con la formación superior, hubo un día en que todo el que sabía escribir tenía trabajo. Ese día pasó y si entonces hubiéramos tenido los medios de comunicación que tenemos ahora un titular hubiera rezado: uno de cada cuatro parados sabe leer y escribir.

Uno de cada cuatro parados tiene estudios superiores, en El País

Ampliación (29/01/2007):

Otro estudio, éste publicado en tusalario.es (sólo el nombre, ya da confianza...), arroja datos tan interesantes como que los titulados universitarios cobran de media un 25% más que los no titulados, así como que en las empresas con sede en Madrid o Barcelona los salarios son un 6% más altos. Primeras conclusiones que saco del estudio:

- Si un titulado superior cobra un 25% más que alguien sin el título (la noticia no dice en relación a qué tipo de trabajo), no es de extrañar que los empresarios prefieran a gente sin titulación que sale más barata.

- Trabajar en Madrid o en Catalunya implica cobrar un 6% más. Dado que los precios de todo son bastante más altos, todos al campo.

- Las mujeres siguen cobrando menos que los hombres, concretamente un 11% menos. Pero como no sabemos a qué tipos de trabajo se refiere, tenemos que preguntarnos sobre la diferencia entre una mujer de Burgos sin titulación y un hombre titulado superior en Madrid...

- Los estudios sobre salarios sólo sirven para pillar cabreos monumentales, porque yo soy varón, con titulación superior y de postgrado, en Barcelona, con unos 10 años de experiencia laboral... y estoy a dos velas. O el estudio miente, o alguien se está quedando con mi pasta.

Las claves de los sueldos más altos: licenciatura universitaria y trabajar en una empresa grande de Madrid o Barcelona (El Economista)

16 comentarios:

Irene dijo...

Leí (hoy o ayer, perdón mi falta de memoria) la contra de la Vanguardia y lo que voy a explicar tiene mucha relación con lo que acabas de poner:

El entrevistado decía que él quería que sus hijos tuvieran estudios y estar suficientemente preparados para acceder a un puesto como el de cajero de supermercado. (...) Parece ser que en París a los candidatos al puesto de cajero/a de supermercado les exigen carrera universitaria y tres idiomas. (Je, no sé de qué nos quejamos. Esto aún no ha llegado a España xD)

Nos encontramos la siguiente combinación: Exceso de población en edad de trabajar + pocos empleos de calidad + alta temporalidad = gente desesperada que compite entre ella para destacar. Cada vez más preparados, cada vez se les exige más y se les ofrece menos. Y nosotros como burros a estudiar un master pagado de nuestro bolsillo, la carrera de turno, o el doctorado, o el segundo y tercer idioma extranjero, etc etc para acabar haciendo un trabajo de índole física y no mental.

Un sociólogo dedicado a sociología del trabajo (no recuerdo su nombre) comentaba que una sociedad que gana poco no gasta por lo que la economía se acaba resintiendo y produciéndose un caos en el sistema.

Está claro que el modelo no funciona y ha de cambiarse. Las universidades, las empresas, las leyes...

(Son las 6 de la mañana y blogueando con sueño. Perdón si me fui por las ramas)

Saludos

kutxi dijo...

Tienes muchísima razón en lo de los estudios universitarios orientados al trabajo, como una formación profesional de lujo. Yo estudié filología, salidas profesionales cercanas a cero. A veces me planteo si no debiera haber hecho otra cosa. La verdad es que estudié lo que me gusta y disfruté, así que no me arrepiento.

Eso sí, tengo el curro que tengo y gano la pasta que gano. Hace poco lo hablaba con un amigo que no terminó los estudios secundarios, ahora gana casi el doble que yo (en un trabajo más duro, eso sí). Me decía que el nunca pensó que fuera a ganar tanto dinero, que durante años su padre le dijo que sin estudios dónde iba a ir... pues mira al final.

A mí no me preocupa esto mucho, porque si algo tengo yo es un absoluta carencia de ambición profesional, pero comprendo que haya gente muy jodida, sobre todo si hicieron una carrera sin vocación y ahora tampoco tienen un buen curro. Yo hice lo que me gustó, y ahora hago lo que me gusta... en mi tiempo libre.

Norma dijo...

Dalr, este post merecería estar en un periódico, revista, libro de texto... en un sitio donde llegara a mucha gente, y no a cuatro privilegiados que tenemos la suerte de conocerte.

Y si, ya ves, mi hermanilla, 25 años, casi con el doctorado en el bolsillo, y a la puta calle con una semana de preaviso.
Suerte que no había encontrado piso.
Encima, lo ha dejado con su novio, y el sobresueldo que ganaba trabajando los fines de semana en su bar, a tomar viento también.
Puffffffff! si alguien tiene trabajo para una geógrafa, que no se lo calle. Si, ya lo sé... es más fácil que encuentre algo sirviendo copas en otro sitio...

Un abrazo, Dalr!

dalr dijo...

Gracias por vuestros comentarios, chicos. La verdad es que me apetecía mucho discutir un poco sobre estos temas porque hace tiempo que me tienen preocupado.

Irene, uno de los momentos que recuerdo con más claridad de mi etapa en la universidad fue una reunión con el nuevo equipo de decanato. Querían saber la opinión de los alumnos para mejorar la calidad del sistema. Al final, todas aquellas buenas intenciones se tradujeron en una frase que se le escapó a la nueva decana y venía a decir que su preocupación era que la generación del baby boom se acababa y que tenían que competir con otras universidades y con el mogollón de privadas que se estaban abriendo para atraer alumnos. Las reformas en el campus, los nuevos servicios, el gimnasio, las actividades... todo aquello no respondía en definitiva a un intento por mejorar la situación de los alumnos sino que era un reclamo para conseguir nuevos "clientes". La respuesta de un amigo fue lapidaria: "no hace falta que te procupes tanto, si total vamos a acabar de cajeros en el Pryca..."

Hubo mucho revuelo y la decana se salió por los cerros de Úbeda, pero aquella salida de tono escondía una enorme verdad. La formación universitaria hoy en día no es un factor diferencial, por lo que toda pretensión de ligar el actual sistema de licenciaturas a hipotéticas salidas laborales es absurdo. Tengo una amiga que tras decenas de entrevistas consiguió trabajo el día que borró que era licenciada del curriculum. Con eso te lo digo todo.

dalr dijo...

Kutxi, yo aguanto lo que aguanto porque también estudié lo que quería. Cuando empezaba el bachillerato yo quería ser listo y estudiar una carrera con la que ganara mucho dinero. Por eso me convencí de que debía estudiar ciencias (en mi colegio, como en muchos otros, nos habian dejado muy claro que los listos para ciencias y los tontos a letras). El mismo día que había que entregar la solicitud para escoger grupo en 3º de BUP lo tenía clarísimo. Ciencias. Iba a ser ingeniero químico. Pero no podía apartar la vista de las opciones de letras. En tercero renunciaba a literatura. En COU a literatura, a historia y a historia del arte. Siempre habían sido mis asignaturas preferidas. En un instante de extraña lucidez cambié la opción y me apunté a ciencias mixtas. Con literatura. A la semana, en clase de literatura, ya tenía claro que no pensaba perderme aquello en COU. Así que opté por ser feliz dos años y que fuera lo que Dios quisiera. Luego decidí que también sería feliz los cuatro años de la carrera. Ahora lo del éxito profesional me tiene sin cuidado. Tengo la puñetera manía de comer tres (o más, para qué nos vamos a engañar) veces al día y eso me obliga a hipotecar un montón de horas que dedicaría gustoso a mil cosas distintas. Pero estoy satisfecho con lo que estudié, con lo que soy y con lo que he hecho. Eso no paga la hipoteca, pero hace que lo lleves mejor.

Irene dijo...

Norma, cosas como las que le han sucedido a tu hermana están sucediendo con muchas personas jóvenes.
Tengo una amiga con la carrera de empresariales acabada vendiendo pulseritas que aprendió a hacer en un curso para jubilados y otra con la misma carrera que está de dependienta en una zapatería y haciéndoles la contabilidad por un sueldo de dependienta. También tengo amigas que acabaron bellas artes y están dando clases particulares de dibujo y pintura para sobrevivir.
Es una decepción constante de explotación y sobretitulación y no sé hacia donde se encamina este país.

Xutxi creo que has hecho bien en estudiar lo que te gusta, porque creo que hoy en día para eso están las carreras de letras, para acumular un poquito de saber relacionado con aquella parte del conocimiento que nos gusta. Hacer lo que nos gusta nos satisface más aunque no cobremos una pasta.

dalr dijo...

Norma, si yo no tuviera la suerte de conoceros no tendría ganas de escribir estas cosas. La mayoría de periodistas que conozco tienen sus mejores artículos en un blog porque es donde pueden contar las cosas que les interesan como les interesa contarlas. Y si encima tienen la suerte de gozar de un público que participa y aporta su granito de arena...

Me entristece lo que cuentas de tu hermana. Sobre todo porque tantas ilusiones rotas de golpe suelen ser un mazazo complicado de sobrellevar. Si le sirve de algo mi experiencia, cuando he estado más agobiado es cuando he dado los cambios más radicales en mi vida. Y me ha ido bien. Yo soy de los que si no sé qué dedo me duele corto el brazo y empiezo de cero. En una ocasión pasó en dos meses de tener un trabajo que me agobiaba, una pareja a la que no le podía dar lo que necesitaba y de vivir con mis padres a tener mi pisito, estar soltero y en el paro. Las pasé muy canutas. Pero seis meses después ni me acordaba de las penas y tenía por delante una nueva vida plagada de nuevos retos. Como decía un jefe que tuve, y es en lo único que le doy la razón, los problemas están para mejorar. Así que dile a Sandra que lo suelte todo en el blog y que se venga con nosotros a la próxima quedada que todo se ve mucho mejor con una bolsa en la cabeza.

dalr dijo...

Irene, estamos escribiendo juntitos. Tienes toda la razón. La cosa está chunga y al menos la perspectiva de habernos formado en un campo que nos satisface es un punto positivo. El problema es que sea incompatible con una vida profesional plena. Lo ideal sería aprender sobre aquello que nos gusta y luego poder desarrollar nuestra carrera explotando esos conocimientos. Pero yo no pierdo la esperanza. Por eso en un momento determinado aposté por meterme poquito a poco en la docencia. Hoy he tenido una reunión con un ex-profe y ahora amigo (y en ocasiones cliente) que me ha animado vehementemente a que me dé un respiro en el trabajo y me tome un tiempo para acabar el doctorado. Estoy haciendo números muy seriamente.

Norma dijo...

Gracias Dalr, se lo diré ;)

Gina dijo...

uoooo!!
mi compañero de uni es muuuy listo :P

dalr dijo...

Uaaaallaaa! Gina, un placer y un auténtico honor tenerte por aquí. A ver si podemos coincidir un día en la uni y charlamos. Me parece muy interesante tu trabajo.

Anónimo dijo...

Las estadísticas, son los datos más manipulables y manipuladores del mundo. Sean los datos que sean, siempre puedes dar una estadística que les vuelva a tu favor.

Y está muy claro que una titulación universitaria ya no es sinónimo de empleo.

Es más, las probabilidades de estudiar ciertas carreras y acabar trabajando en algo relacionadas con ellas son mínimas.

Gina dijo...

ai... y a mi qu me queda? pelar tomates en palencia? :(

dalr dijo...

Gina, a ti te queda tu talento, algo de lo que jamás han oído hablar los tíos que preparan los estudios pero que, a la hora de la verdad, cuenta mucho. De todos modos, eso de pelar tomates en Palencia tiene que estar muy bien. Voy a ver si les interesa alguien con mi perfil, aunque lo dudo porque flojeo en idiomas y no he acabado el master en manipulación de alimentos de la huerta. ;)

Irene dijo...

Acabo de leer la ampliación al post.

Tienes razón que las empresas prefieren a gente no titulada para pagarles menos. A mí nunca me han puesto mi titulación auténtica en ninguno de mis contratos. :-) Sé perfectamente cómo va la cosa.
Incluso consideré borrar mis estudios del currículo para ver si así tenía más posibilidades, como hizo esa chica.
En muchos trabajos me han dicho que estaba "sobretitulada" para el puesto y que por eso no me cogían...cuando yo lo único que quería era trabajar.

En cuanto a estar fijo o tener un contrato temporal, yo siempre he estado temporal. A las empresas no les gusta contratar a alguien fijo sino que les gusta hacer fluctuar a su personal en función de sus beneficios. Así me lo ha dicho algún jefe y otro me dijo "nunca hago a nadie fijo en mi empresa", lo cual incluye los correspondientes chanchullos de echarte y volverte a contratar una y otra vez hasta el infinito. Cuando he visto cómo funcionan me he acabado yendo yo.

Por el mismo trabajo la mujer también cobra menos. Etc Hay una serie de irregularidades bárbaras que hacen que acabemos cobrando mucho menos pero no hay una persecución de las mismas para atraparles en su ilegalidad.

Bueno, ya me voy...tengo que dejar de bloguear un poco que mira el parrafón que te he dejado aquí, jejeje

dalr dijo...

Nada Irene, parrafe a placer que tus comentarios siempre son bien recibidos amén de abrirnos las mentes. Y omo ahora estás de huelga de blogs caídos, pues al menos me queda la dicha de leerte aquí.