jueves, 3 de julio de 2008

María Escario y la importancia del contexto

Vivimos en los tiempos de la velocidad. Comida rápida, citas rápidas, todo rápido. También información rápida. Desde la revolución indusrial la tecnología nos ha ayudado en esta carrera por informarnos cada vez más rápidamente. La radio y la televisión nos abrieron las puertas al sueño de estar constantemente informados y la irrupción de Internet convirtió el sueño en realidad. Una realidad que podría convertirse en pesadilla si no somos capaces de digerir, cual hamburguesa de plástico, la que se avecina con la internet móvil que está al caer.

Incluso el viejo papel, gracias a los avances en las tecnologías de impresión, ha encontrado su espacio en esta vorágine con soportes publicitarios envueltos con información de consumo rápido. Toda la actualidad en 20 minutos, mientras viajas en metro, mañana y tarde...

El problema de la velocidad es que a veces está reñida con la calidad. La hamburguesa es rápida, pero no le llega al lento y sofisticado solomillo. Y en información la calidad tiene un nombre: contexto.

Querer informar de muchas cosas en poco espacio, en poco tiempo, implica descartar el contexto. Decir lo que pasa hoy no deja lugar a explicar lo que pasó ayer. Y o se está muy bien informado o es imposible entender el hoy sin conocer el ayer. La prensa gratuita o algunas informaciones de internet ejemplifican a la perfección cómo la obsesión por la información rápida nos aleja del conocimiento de lo que está pasando. Pere este mal se contagia fácilmente a otros canales. A cualquiera que intente competir en el mercado de ser el más rápido y conciso.

El problema de la rapidez informativa lo sufrimos a diario, pero en ocasiones vemos casos que son perfectos para ejemplificarlo. Como lo que le ha ocurrido estos días a María Escario.

En medio de la locura de las celebraciones por la Eurocopa saltó el escándalo. Mientras todas las cadenas competían por mostrar antes que nadie la misma escena Televisión Española se convirtió en noticia cuando su presentadora, conversando desde Austria con un compañero en Madrid, soltó una pregunta que puso los pelos de punta a cuantos la escucharon: "¿has notado si falta algo en tus bolsillos?"

La pregunta puede parecer inocente. El problema es que la formuló mientras su compañero explicaba que estaba rodeado de aficionados sudamericanos.



El contexto en que se dice algo, importa. Y este contexto no pasó desapercibido. La frase ha hecho correr ríos de tinta y el titular más repetido se refiere a ella como "comentarios xenófobos". El problema aquí es que el contexto es algo más amplio que los segundos previos a decir algo.

El diario 20 minutos publicaba hoy un breve con el siguiente texto:

Un periodista se hizo eco del número de latinos que celebraban el triunfo de España en la Eurocopa y Escario respondió: "¿Has visto si falta algo en tus bolsillos?" Por eso ha pedido perdón a los embajadors de Colombia y Ecuador.

La noticia no deja lugar a la duda. Es injustificable lo que hace la periodista, y pidiendo perdón reconoce su culpabilidad.

El Digital de Castilla La Mancha escribe en el subtítulo que la periodista "ha tenido que pedir disculpas" dando a entender que podría haber sido forzada a ello y tras relatar lo mismo que 20 minutos añade esta tibia excusa de María Escario:

«Cuando he oído mis palabras me he quedado horrorizada por un comentario que tal y como se oyó resulta xenófobo, pero que en absoluto fue mi intención», dijo la periodista.

Hasta aquí un periódico gratuito y un diario digital. ¿Pero qué pasa con los medios escritos de pago que, teóricamente, se diferencian del resto en dedicar más espacio al análisis? Pues vamos con El País, diario de referencia en España. En su sección Internacional escriben que La periodista que hizo un comentario xenófobo se disculpa. El artículo parte e las disculpas de Escario y se centra en las reacciones internacionales, especialmente en Edcuador y Colombia, donde, según el artículo, la disculpa les ha parecido del todo insuficiente. Algo que no extraña lo más mínimo si vemos la única frase de la carta de disculpas, totalmente ininteligible, que publica el diario:

En la carta de disculpa a los embajadores de Colombia y Ecuador, Escario, que reconoce su error y lo lamenta "profundamente", asegura que el comentario fue fruto de una confusión y que quería explicar "lo que en realidad quise decir pero no supe expresar".

¿Y qué es lo que en realidad quiso decir esta buena mujer pero no supo expresar? Ampliemos el contexto.

Parece ser que en una conexión anterior el periodista en Madrid dijo, para explicar que había muchísima gente a su alrededor, que había estado a punto de perder la cartera. En el momento de la fatídica conexión, en la que había muchísimo ruido y según explica Escario en su carta apenas se oían los unos a los otros, el mismo periodista estaba diciendo que había mucha más gente aún. Luego hizo referencia a la procedencia de algunas de estas personas mientras desde Viena, sin escuchar bien lo que le estaban diciendo, María Escario le haría una referencia a la anécdota del día anterior.

Nos lo podemos creer o no. Pero esta es la explicación que ha dado la protagonista del hecho, al tiempo que se ha disculpado por lo que se haya podido interpretar de sus palabras. Omitir la explicación completa y quedarse con la primera impresión es o un error garrafal o una completa manipulación.

De hecho la mayoría de medios han tratado bastante mejor la explicación de María Escario. Incluídos 20 Minutos en su web y El País en la sección Deportes (curiosamente en una noticia fechada con anterioridad a la de la sección Internacional).

En cualquier caso, la mayoría han incluído en su titular frases del tipo "comentarios xenófobos". Si creemos a María Escario el comentario no fue xenófobo. En todo caso, lo fue su interpretación. Oímos en la misma frase inmigrante y delito y presuponemos una relación. Aunque dicha relación nos indigne. Pero es en nuestro cerebro donde se ha producido.

Es cierto que dicha relación se produce en un contexto. La mayoría creímos que las palabras de Escario eran xenófobas porque hemos oído muchas veces a mucha gente relacionar una cosa con la otra. Y es que estamos socializados. Nos hemos adaptado a una sociedad en la que sólo un ingenuo no vería xenofobia en dichas palabras, sin conocer el contexto real. Quizás por ello es necesario reflexionar sobre el tema.

Lo que más me preocupa sin embargo de todo esto es que vuelve a evidenciarse que mucha gente no sabe o no quiere leer. Incluso en las noticias que explican todos los hechos aparecen multitud de comentarios que hacen caso omiso de lo ocurrido y aprovechan para ver lo que quieren ver. Así, encontramos un sinfín de comentarios del tipo "lo que dice la periodista es cierto" cuando ella ni siquiera lo ha dicho. Y para acabar de arreglarlo otros contestan indignados con alegatos tan anti xenófobos como frases iniciadas con un "es que todos los españoles son....".

Al final, lo más triste no es que se haya generado un conflicto diplomático por un malentendido o que se haya puesto en entredicho la dignidad de una profesional. Lo peor de todo es que tenemos abiertos innumerables foros donde las partes más xenófobas de nuestra sociedad están ventilando sus prejuicios a los cuatro vientos y generando más odio. Algo de lo que, por desgracia, andamos bastante sobrados.

Enlaces relacionados:
La periodista María Escario se disculpa por un comentario xenófobo en la celebración de la Eurocopa | El Periódico de Catalunya

María Escario pide perdón a Ecuador y Colombia por un comentario "xenófobo", El País (Deportes)

María Escario se disculpa por un comentario xenófobo en directo, El digital de Castilla la Mancha

4 comentarios:

Anónimo dijo...

y aqui hay otro ejemplo de cómo los medios de comunicación, sean los que sean, manipulan sin ningún tipo de miramiento al ciudadano, sabiendo que venderán más creando polémicas que limitándose a narrar las historias completas

gotomax dijo...

Por cierto...¿cuantos lo han entendido a la primera? Lo que es más triste de todo esto es que la asociación se hace inconscientemente. No tanto porque sean inmigrantes, yo pienso que ante cualquier aglomeración ocuerre con demasida frecuencia. Sea en el metro o en el autobús, has de ir con la mano sobre la cartera y en ocasiones sientes los tirones que le dan a la correa de la maleta donde llevas el portátil. Si encima eres mujer date por sobada, con un descaro impresionante además.

¿Encontró la cartera finalmente?

Norma dijo...

Y qué harían las cabareteras y travestis si no pudieran jugar con los contextos???

Señorito, le enciendo ese purito, lalala

Armando Vallejo Waigand dijo...

Como periodista, suscribo al cien por cien tu reflexión. En todos los medios se sufren ambos problemas: la enfermiza necesidad de sintetizar para ser leído o escuchado (de otro modo es imposible), y la perversión que supone tener que «vender». Ambos son graves taras para el periodismo actual, pero en la televisión se ve incrementado en favor del impacto de las imágenes. Si la capacidad del ser humano de mantener la atención en la acción de leer y escuchar se ha reducido de modo preocupante, la capacidad para hacerlo mientras observa imágenes en movimiento resulta desalentador. Dicho de otro modo, ningún plano puede durar más de tres segundos y ninguna noticia de un informativo puede rebasar el minuto y medio. Así es y así se lo hemos contado.