Durante esta semana se está produciendo un fenómeno que ha sorprendido a España y ha generado una gran repercusión en medio mundo. Miles de personas han salido a la calle a protestar bajo distintos lemas. El asunto es complejo y no voy a intentar explicarlo porque debo reconocer que se me escapan muchas cosas (aunque los partidos políticos, algunos periodistas y casi todos los medios están entendiendo aún menos). Sólo quiero compartir un par de reflexiones sobre el tema:
Para empezar, yo no represento a nadie y nadie me representa sin mi consentimiento expreso. Esto significa que la inmensa mayoría de la gente que está acampada en las distintas plazas españolas (y en medio mundo) no tienen por qué representar a nadie más que a ellos mismos. Cada individuo que decide levantarse del sofá y acercarse a una concentración llega allí con sus ideas y no necesita ni a alguien que hable en su nombre ni desea hablar en nombre de ninguna masa indeterminada. Las concentraciones de estos días representan la fuerza de la suma de individuos por encima de partidos, organismos e ideologías. Y lo que une a estos individuos es la indignación.
Algunos medios pretenden vender la idea de que lo de las acampadas es cosas de jovencitos exaltados. Mienten (no se equivocan) porque basta con acercarse allí para ver que hay gente de todas las edades. Es cierto que hay jóvenes. Pero también hay jubilados. Familias enteras. Trabajadores que se acercan antes de volver a sus casas. Parados. Gente con traje. Gente con crestas. Gente diversa. Cuando hay tal diversidad de manifestantes resulta complicado para algunas personas, demasiado acostumbradas a las etiquetas fáciles, identificar a la fuente del problema. Quizás su error está en que la gente que miran no es la causa del problema, sino la consecuencia.
En las reuniones no solo hay variedad generacional. También ideológica. De hecho, eso es lo que más me gusta. Hay gente de derechas y de izquierdas. Nacionalistas de aquí y de allá, no nacionalistas. Istas de distintos ismos e incluso antiistas (que no deja de ser una forma de ismo, muy a mi pesar. Y esta diversidad también desconcierta a muchos medios y a casi todos los políticos. De hecho, les está generando una esquizofrenia tal que no saben si combatirla pensando que están contra ellos o apoyarla pensando que están contra su oponente. Y aquí vamos a otro de los puntos clave.
¿Quién capitaliza todo esto? Los partidos están haciendo todo lo que está a su alcance para canalizar esta indignación contra sus oponentes y obtener réditos electorales. No es de extrañar. Ellos viven en ese mundo. Un mundo en el que todo tiene una lectura estratégica y una repercusión en forma de intención de voto. De eso comen. Tal vez sea hora de que dejen e hacerlo y cedan su lugar a alguien que viva realmente para servir a sus votantes, no para que estos les sirvan a ellos una vez cada cuatro años.
¿Y hay puntos oscuros? Por supuesto. Entre tanta gente, por pura estadística, tiene que haber mucho hijodeputa. Oiremos y veremos cosas entre los manifestantes que nos repugnarán. Recordemos que se representan sólo a ellos mismos. No permitamos que un manipulador monopolice la imagen de tanta gente.
También está el tema de la coincidencia de fechas. Yo no creo en según qué casualidades. Para mí no es casual que esto se produzca a una semana de las elecciones. Ahora bien. Significa eso que debemos pensar que esto sólo tiene que ver con las inminentes elecciones. Espero que no. Que la indignación popular se haga evidente en el periodo en que los políticos llaman a nuestra puerta para pedirnos su apoyo me parece razonable. Que detrás de alguno de estos manifestantes haya un partido, también. Pero creo que sus excpectativas van a verse muy superadas. Todo depende de lo que pase el lunes. Si el lunes, una vez las elecciones han pasado y los políticos ya no nos necesitan, la gente se vuelve a casa, todo esto no habrá servido para nada. Será una nueva muesca en el aparato electoral de los partidos. Una nueva hazaña. Utilizar la indignación que nos provocan para seguir manejándonos a su antojo. Por eso espero que el lunes las plazas sigan llenas. Y el martes. Y todos los días que haga falta hasta que veamos un movimiento claro de los partidos que indique que nos han entendido. ¿Y cual es ese movimiento? Parece difícil saberlo habiendo tantas voces que piden cosas distintas. Yo creo que una buena manera de empezar sería cambiar la ley electoral. Pero de eso ya hablaré en entro momento.
El último tema que quería exponer es el de la Junta Electoral y la jornada de reflexión. La jornada de reflexión hace años que es inútil. Es un invento anterior a internet. Ya no tiene sentido. De qué sirve que yo no pueda salir a la calle a dar un mitin si puedo inflamar a mis votantes con a través de twitter. Por si acaso, yo esta noche estaré a las 23:59 en Plaza Catalunya a ver qué pasa. Si la salud me lo permite, claro.
1 comentario:
Era un buen sitio para estar ayer a las 23.59. Y hoy. Y mañana...
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