Algunas empresas tecnológicas siguen pensando como en el siglo XIX y luchan denodadamente por imponer sus formatos. El primer perjudicado siempre es el usuario, que se resiste a volver a ser el único pardillo del barrio que compró un vídeo 2000 y acabó preguntándose de qué sirve tener el mejor sistema del mercado si no hay películas (contenidos, siempre contenidos) disponibles... El efecto colateral consiguiente es un frenazo brusco en el mercado. La desconfianza del público se traduce siempre en evoluciones lentas que dilatan los plazos de amortización de las multimillonarias inversiones de las compañías. Finalmente son los propios accionistas de estas empresas los que sufren las consecuencias al ver que su inversión p ende de un hilo y los esperados beneficios no llegan.
Afortunadamente, estamos en el siglo XXI y siempre puede aparecer un tercer jugador en la partida que desbloquee la situación (aunque para ello se cargue tus pretensiones de monopolio). Esto podría haber ocurrido con el nuevo formato de DVD. Amén.
Baquía: Una empresa consigue grabar DVD con películas en múltiples formatos
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