jueves, 2 de junio de 2005

Hay vida más allá de la ideología

Tras tanta bilis derramada por los portavoces y líderes de PP y PSOE, un par de diputados de estos partidos han abierto un resquicio de esperanza para los que intuíamos que era posible un entendimiento entre populares y socialistas. Un diputado popular y una diputada socialista contraerán matrimonio.
elmundo.es - Capuletos y Montescos, gana el amor

Una leyenda urbana dice que en el bar del congreso los parlamentarios compadrean con sus oponentes como si cinco minutos antes no se hubieran dicho de todo. Para los que no creemos en un mundo maniqueo donde sólo hay espacio para lo totalmente bueno o lo totalmente malo, para lo blanco blanquísimo y lo negro nigérrimo.., no resulta creíble que dos colectivos que representan en conjunto a casi 20 millones de votantes puedan estar tan en desacuerdo en todo y por sistema. La escenografía de la confrontación política se exagera hasta la tragedia para movilizar mejor al votante. Si hay confrontación en los bares, en las calles, en los taxis.., mayor será el efecto electoral.

Se trata de una práctica muy peligrosa que traslada a la sociedad unas disputas ficticias. Cuando las cámaras se apagan, los diputados se van de cañas dejando cabreados entre sí a los que sufren sus políticas.

Afortunadamente el bodorrio pone de manifiesto que los políticos no son agua y aceite; que dos personas pueden quererse por encima de sus ideologías; que en el parlamento, además de odio e inquina, puede nacer el amor. Yo dejaría que ambos fueran los candidatos de sus respectivos partidos para que, tras las elecciones, el jefe/a de la oposición fuera a su vez primer/a caballero/dama, y en los pasillos, cuarto de la plancha, cocina, lavabos y lechos de La Moncloa se diluyeran las tensiones de los debates en arrumacos y revolcones donde izquierda y derecha, arriba y abajo, se intercambiaran en una apasionada coreografía de amor.

Tras esta cursilada, sólo quedaría añadir a mi folletín de política-ficción un buen consejero matrimonial. Que si los políticos se dicen lo que se dicen sin conocerse de nada, qué no se dirán en pleno proceso de separación...

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