Los analistas británicos creen que el objetivo de los atentados de esta mañana era paralizar la ciudad de Londres. En su opinión, y comparándolo con lo ocurrido en Madrid, creen que no se ha buscado tanto un baño de sangre como deteriorar el vetusto sistema de transportes de la capital británica y crear el caos. Precisamente las deficiencias en el sistema de transportes fueron las principales trabas que se encontró la candidatura londinense en su carrera hacia la organización de los juegos de 2012.
Las autoridades están pidiendo durante toda la mañana a cualquier persona que tuviera pensado dirigirse hoy a Londres que no lo haga salvo en caso de extrema necesidad. La red de metro de Londres, que en su día fue la mejor del mundo, hace años que ha quedado obsoleta y no puede satisfacer las necesidades de transporte de los cerca de 8 millones de residentes que tiene la ciudad, y los casi 14 millones que viven en su área metropolitana y que en gran parte trabajan en la ciudad. Por su parte, los legendarios autobuses de dos plantas deben sortear el endiablado tráfico de la capital británica. Londres lleva años haciendo propuestas cada vez más agresivas para evitar la saturación del centro, como el establecimiento de tasas para circular.
Con respecto a la autoría del atentado, empieza a hablarse de células de Al Qaeda o grupos afines, aunque aún con prudencia. Se relacionaría por tanto el atentado con las consecuencias de la reunión de las Azores en la que Estados Unidos, España y el Reino Unido, con Portugal como anfitrión, trazaron las líneas que desembocaron en la invasión de Irak.
Además de los daños en el sistema de transporte, los atentados ya se han hecho sentir en la bolsa londinense, que se desploma. Mientras tanto, el número de víctimas va en aumento y ya se habla de 8 muertos confirmados.
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