El presidente del PP, Mariano Rajoy, ha desatado la polémica esta tarde al comparar el comportamiento de la clase política británica frente al atentado de Londres con lo sucedido en España tras el 11M. Rajoy tiene razón. El comportamiento de los políticos británicos está a años luz del vergonzoso espectáculo al que tuvimos que asistir. Ante la tragedia se han mostrado unidos y su única preocupación ha sido suavizarle el golpe a la población lo máximo posible, olvidándose de la tajada política que siempre puede sacarse a este tipo de actos, como vimos con lo ocurrido en Madrid.Rajoy, como digo, tiene razón en este punto, aunque él no lo entiende. No lo entiende, entre otras cosas, porque se cree que al aplaudir el comportamiento de los políticos británicos critica el comportamiento de la oposición tras el 11M. Rajoy no ve que sus palabras empiezan por acusarlo a él mismo. Porque en Madrid ninguno de nuestros políticos estuvo a la altura de las circunstancias. Empezando lógicamente por quienes ostentaban el gobierno y por tanto tenían mayor responsabilidad.
En Londres aprendieron la lección y sus efectos se han visto en la gestión del 7J. En Madrid nadie ha aprendido nada y nos lo recuerda Rajoy utilizando de nuevo una masacre para intentar ganar votos. Una actitud repugnante de la que tampoco se libra el PSOE que ha entrado totalmente al trapo mediante las declaraciones de la vicepresidenta del gobierno.
La gestión por parte del gobierno británico de la información puede criticarse desde muchos puntos de vista y no le falta razón a quienes consideran excesivo el celo en el control informativo que en ocasiones roza la censura y ha obligado a las familias de decenas de desaparecidos a salir a la calle con fotografías para buscar la información sobre lo que puede haber sucedido con sus seres queridos que el gobierno les niega. Pero al menos hay que reconocerles coherencia y elegancia al aunar esfuerzos y dar una imagen de consenso que sin duda es imprescindible ante estos hechos. Igualito que tras el 11M, vamos.
JJOO
La guinda del pastel la ha puesto el ala dura del PP, con Ana Botella en la primera fila, sobre las causas de la derrota de la candidatura olímpica de Madrid. Ahora resulta que Madrid ha perdido los juegos porque Zapatero sacó las tropas de Irak. Grandes dosis de demagogia para mostrar que las derrotas se saben aceptar con deportividad y espíritu olímpico. El único que ha estado en su sitio, como ya empieza a ser habitual, ha sido Gallardón que postulándose como el único culpable de la derrota de Madrid ha dado una lección de "saber estar" a sus compañeros de partido, y se ha anotado un doble tanto político. Por un lado, ante su partido, se ha mostrado como un lider justo capaz de oponerse al Zaplanismo, reconocer errores sin mostrar debilidad y establecer lazos con el rival político cuando la situación lo requiere. Ante el PSOE, al asumir el protagonismo de la derrota asume también, de manera indirecta y sutil, el éxito que supone haber llegado hasta donde se llegó y haber estado cerca del sueño olímpico ante 4 rivales de la entidad teórica de París, Londres, Nueva York y Moscú. Socialistas y populares pueden empezar a temblar ante la que se les vendrá encima el día que Gallardón se decida ha rentabilizar el crédito político que le están dando dos cargos a los que en realidad se le había desterrado. Rajoy emplaza a Zapatero a cambiar su política antiterrorista tras los atentados de Londres - elpais.es
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