El tema de los dominios genéricos (.com, .net, .org, .info...)es complejo y no es fácil encontrar una analogía. Para entendernos, digamos que, como en los gremios medievales, permite identificar las calles donde vas a encontrar a un colectivo profesional determinado. Se supone que si vas a una página con una extensión .com (de comercial) encontrarás una empresa (aquí ya la hemos liado, porque puedes encontrar cualquier cosa...), en una .org a una entidad sin ánimo de lucro (más de lo mismo, pero a menor escala), en una .edu una entidad educativa (aquí sí)... La idea, por tanto, sería ir creando nuevos dominios genéricos conforme fuera creándose un corpus considerable de registradores interesados en identificarse bajo ese paraguas común. Hasta aquí todo bien. El asunto es que aunque los van ampliando, hay muy poquitos dominios genéricos y, o son tremendamente restrictivos y por tanto están absolutamente desaprovechados, o se pasan por el forro su finalidad original y acaban convertidos en un cajón de sastre sin identidad definible. Mientras los .edu o .museum (¿alguien ha visitado alguna página .museum alguna vez?) son bastante explícitos con respecto a lo que te vas a encontrar allí, los .com o .net son una incógnita.
Precisamente por ese motivo nos gusta cualquier iniciativa de generar abrir las puertas a nuevos dominios genéricos. Un .cat bien usado podría identificar a un sinfín de páginas sobre la lengua y cultura catalanas, lo que potenciaría su presencia y uso en la red y facilitaría la búsqueda de determinados recursos a unos 10 millones potenciales de navegantes. El protagonista de nuestro artículo, el .xxx, identificaría inequívocamente unas páginas buscadas por un público potencial de... ¿5.000 millones?Las reticencias al .xxx sólo demuestran la mojigatería de alguno de los miembros de ICANN. Todos tenemos claro que el porno ha sido un negocio fundamental para el mantenimiento y la consolidación de Internet. La palabra sex es sin lugar a dudas la más introducida en todos los buscadores del planeta desde que se inventaron. Quien más quien menos, sabe también lo complicado que es no toparte accidentalmente con una página pornográfica buscando información sobre la cría del escarabajo de la patata (ah, claro... patata...) lo cual ha servido de argumento para mucho apocalíptico que pide la clausura total de este invento del diablo porque algún niño puede por error (sí, sí, por error) encontrarse un culo en la pantalla cuando lo que buscaba eran fotos de Britney Spears. Sumándolo todo no se me ocurre ningún dominio que tenga más sentido que .xxx
Agruparía a miles de páginas bajo una denominación común y fácil de reconocer. Facilitaría enormemente la disposición de filtros de control paterno para evitar que quien no debe acceda a esas páginas (eso a lo mejor ya no le gusta tanto a los potenciales registradores de dominios .xxx). Y además nos permitiría hacernos una idea del peso específico que tiene el porno en la red de un solo vistazo (registros .xxx en el mundo, 2.578.199 y subiendo; .museum... 3)
Ahora la cuestión es saber si los grupos ultraconservadores aceptarán que se dignifique de tal modo el porno.xxx, poniéndolo a la altura de las ONGs.org, los museos.museum, los colegios.edu o el mismísimo gobiernousa.gov, y no menos importante, si los responsables de las páginas pornográficas apostarán por significarse tan claramente y arriesgarse a ser filtrados, perseguidos y arrinconados en su propio gheto.xxx
En fin. Que asistimos a un nuevo momento histórico en la corta vida de nuestra red de redes. ¿Cómo se resolverá la encrucijada?
Wired News: Will Porn Migrate to .XXX?
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