jueves, 9 de junio de 2005

Sí al lobby, pero con más transparencia

Mientras el debate sobre la constitución frena las expectativas puestas en la UE, las instituciones siguen adelante. Y uno de los fenómenos menos conocidos por el gran público pero con un peso creciente en Bruselas es el de los lobbies. Por lobby se entiende un grupo de presión que traslada a los parlamentarios las inquietudes e intereses de empresas u organizaciones. Su nombre proviene del espacio donde empezó a desarrollarse esta actividad, los pasillos del Congreso estadounidense.

El lobby tiene una tradición y un poder enorme en EEUU. Decenas de especialistas hacen de nexo entre políticos y empresa, negociando en nombre de unos y otros para lograr la aplicación de políticas favorables a sus clientes. Este proceso es totalmente legal, siempre que se respeten unas reglas del juego que buscan una cierta transparencia, al menos en lo referente a pagos. Cuantos apoyos económicos reciba un congresista para su campaña deben estar perfectamente referenciados para poder estudiar cuándo un apoyo se convierte tapadamente en la compra de votos. Una frontera difícil de marcar.

En Europa los grupos de presión han funcionado tradicionalmente de otro modo. Los grupos de presión se han decantado preferentemente por influir sobre la masa electoral para utilizar esta fuerza en sus negociaciones con los partidos. Dado que los congresistas no pueden recibir ninguna aportación económica y que normalmente acostumbran a votar en bloque las consignas de partido, con una sola negociación se pueden conseguir muchos votos. Las normativas sobre financiación de partidos (un tema que siempre está sobre la mesa y algún día habrá que plantear en serio) establecen unas normas de juego comunes que pretenden luchar contra el tráfico de influencias.

Sin embargo, la aparición de un organismo supraestatal como la Unión Europea, con un amplio presupuesto, competencias definidas y un poder real de decisión en determinados temas sobre las políticas de todos los miembros de la Unión, está cambiando el panorama. La figura del lobby existe y es cada día más común en Bruselas. Hasta el punto que en breve ninguna gran corporación prescindirá de ellos. Es un buen momento, por tanto, para reflexionar sobre cómo deben articularse estos grupos de presión, qué normas deben adoptarse para controlar su función y lograr una transparencia que permita evitar en la medida de lo posible una actividad delictiva. Si Europa mira hacia otro lado ahora, cuando quiera darse cuenta serán los grupos de presión quienes gobiernen Europa. Más, quiero decir.


FT.com / International economy - Companies told to be more open about lobbying

No hay comentarios: